¿Qué hace falta para ser un buen instructor de vuelo?

Mi último artículo sobre instrucción de pilotos publicado por Sepla y gracias a Rafael Ororbia por sus comentarios. Ha sido un honor para mí que él me tutelase en el tiempo que estuve en la Agencia Estatal de Seguridad Aérea y su ayuda posterior.


La estandarización de la instrucción y la elección de instructores con clara vocación por la enseñanza son fundamentales para la calidad de la formación de los pilotos.

Consuelo Arto. Departamento técnico Sepla. Experta en training de pilotos.


La formación inicial (AB INITIO) que realiza el piloto cuando entra en un centro de formación o ATO constituye el pilar sobre el que se asientan los futuros conocimientos aeronáuticos del piloto. Esta instrucción requiere una serie de recursos, tanto teóricos como técnicos (aviones, simuladores). Y también unos instructores competentes, capaces de transmitir sus conocimientos a todo tipo de alumnos, con el objetivo de hacer llegar a todos a los mismos estándares de conocimientos.


Para ello, se exige que un instructor sea un excelente profesional, tanto en conocimientos teóricos como en pilotaje. Pero ¿es suficiente? La instrucción, como cualquier enseñanza, se basa no sólo en la excelencia en el conocimiento, sino en la capacidad de transmitir y comunicar. Y eso se aplica también al buen instructor, que debe ser un buen transmisor de conocimientos o de habilidades técnicas y, además, tener una verdadera vocación por la enseñanza.


La instrucción, una opción laboral en compañía aérea


Estos mismos requisitos debieran extrapolarse a la instrucción en compañía aérea, que muchas veces corre peligro de convertirse en un trabajo rutinario para el piloto que la ejerce. ¿Por qué? Porque ejercer de SFI/STI/FTI/CRI/TRI se ha convertido en una opción laboral con la que obtener ingresos extra, algo que se ha incrementado sustancialmente en los meses de pandemia


Para ser instructor, se precisa de una serie de actitudes y aptitudes que no se obtienen sólo con un curso.


Por ello, se debe hacer especial hincapié en el camino hacia la instrucción. En primer lugar, la selección de los instructores. El hecho de que la compañía elija a sus instructores de entre sus pilotos la deja muchas veces sin opciones suficientes, y acaban optando aquellos pilotos con más experiencia o currículum, algo que no siempre -aunque sí muchas veces- garantiza que sea la mejor opción para impartir conocimientos a un tercero.


En segundo lugar, la formación debe apostar por la estandarización a nivel de compañía aérea. Sólo mediante la estandarización de los instructores se podrá obtener una formación adecuada para los pilotos de dicha compañía, garantizando además un nivel de conocimientos común a todos ellos.


Cuestión aparte es la percepción de la instrucción como fuente de ingresos extra para el piloto, lo que lastra no sólo la finalidad y el sentido de la enseñanza, sino también su calidad. Aquí también nos diferenciamos de otros países: mientras en la mayor parte de compañías españolas los instructores reciben sus emolumentos por hora de instrucción, en otras partes del mundo la instrucción es un complemento fijo mensual, lo que contribuye a una mayor objetividad, calidad e independencia.


Y es que, aunque la mayor parte de los instructores son grandes profesionales, la instrucción en compañía a veces se puede ver afectada por otros intereses, principalmente económicos.

La figura del responsable de instrucción


Los responsables de instrucción (HEAD TRAINING), tanto del operador como de las ATOS que estén ligadas a un operador, están obligados a supervisar a todos los instructores y detectar, entre ellos, a aquellos que puedan necesitar una estandarización y unas directrices adecuadas o, simplemente, a quien no pueda ejercer como tal porque carezca de aptitudes para ello.


Dado que a los responsables de instrucción se les exige, por normativa, garantizar la calidad de la enseñanza de los instructores y de los alumnos, detectar esto es fundamental para una compañía o para una organización de entrenamiento. Solo de esta manera se está garantizando la calidad de la enseñanza manteniendo los estándares de seguridad.


Y por último, cabe preguntarse si se ha visto afectada la enseñanza por la pandemia. Es cierto que, a través de muchas entrevistas con instructores, se ha detectado una cierta relajación a la hora de dar por buenos ciertos resultados. Un factor contributivo a este comportamiento puede ser también el hecho de que el salario de los instructores esté ligado al número de horas trabajada, y no a una mensualidad fija.


Por ello, y aunque esta filosofía es extraordinaria en los centros de formación, cabe recordar la necesidad de basarse siempre en estándares de seguridad de vuelo, ya que el piloto en instrucción debe poder acudir en un futuro a sus vuelos con el máximo nivel de competencia, actitud y aptitud. Así lo recuerdan tanto AESA como EASA, para quienes la seguridad es el principio inexcusable de la calidad de la enseñanza.